En la década de los 80, una gran mayoría de madres querían que sus hijos fueran “banqueros”, mucho antes que ser futbolistas. Dicha demanda venía como consecuencia de ser una profesión respetada por aquel entonces y en la que, aparentemente, nos hacían ver que se “podía ganar mucho dinero”.
En aquel entonces pronunciar la palabra Banquero era proyectar automáticamente una imagen de un tipo elegante, educado, pelo engominado y bien perfumado. Años después, parece ser, que dicha imagen ha sido distorsionada y asociada a otra de tal antigüedad como es la de “conquistador de cosas ajenas”. Por lo que ahora, nuestros padres prefieren que nos dediquemos al fútbol aun a pesar, como en mi caso, ser bastante torpe con la pelota.
¿Quién no recuerda a Bud Fox y Gordon Gekko en la película “Wall Street”? Como el joven Bud Fox (Charlie Sheen), broker de profesión, intenta conocer a uno de los grandes tiburones del parqué de las inversiones: Gordon Gekko (Michael Douglas). Bud admiraba todo aquello que le rodeaba: el dinero, el lujo, la diversión y las fiestas. En la película se mezclan una serie de conflictos morales que enfrentan la riqueza y el poder contra la felicidad y la honestidad.
¿Qué ocurre? En relación a este dilema, contaba un día una persona en un documental, cómo en su etapa como banquero de un gran banco de inversión americano, le tocó vivir dos épocas: una época en la que sólo decir el nombre de su compañía, ya le brindaban una gran alfombra roja. Otra, en la que al decir su profesión en el control de aduanas del aeropuerto le retenían. Qué disparidad, ¿verdad?
Si les parece, por situarnos, vamos a diferenciar entre los términos “banquero” y “bancario”. Hablando en un argot más coloquial podríamos definir la profesión de Banquero como aquella persona que se dedica a hacer BANCA (Inversión y/o Privada). Dícese ingeniería financiera (2 + 2 nunca serán 4) y Bancario aquella que trabaja en sucursal de banca comercial o “retail” (Seguros, depósitos, planes, hipotecas, créditos….).
Desde un punto de vista ácido e irónico, podríamos decir que unos se creen más importantes que los otros, más guapos, más perfumados, engominados, seguros de sí mismos……pero ¿Existe de verdad una diferencia entre ambos o es lo que nos quieren hacer creer? ¿Saben qué? Ambos son comerciales y se dedican a vender (colocar y empaquetar) productos de la propia entidad. Desde mi punto de vista, la única diferencia es el nombre de la compañía donde trabajan.
A lo mejor el problema en la distorsión de dicha profesión tenga que ver con la “ética profesional” y la mala praxis. Acaso, ¿ustedes siguen pensando que las preferentes son un mal producto financiero?
Permítanme la licencia de ofrecerles mi humilde opinión: no considero que las preferentes sean un mal producto, o que su finalidad sea la de estafar y engañar a las personas sino qué únicamente no son aptas para todos el público objetivo.
Cuando hablo de preferentes, lo hago por poner un simple ejemplo, dado que el alcance al cual me quiero referir, es el de todos los productos existentes en los mercados. El problema no está en los productos sino en la distribución, por que no todas las personas, tenemos las mismas necesidades.
Esto de los mercados financieros que aparentemente parece ser complejo, les aseguro que es mucho más sencillo, únicamente hay que tener en cuenta una serie de variables cómo son: Riesgo, liquidez y el horizonte temporal, ofreciendo respuesta a una serie de necesidades no sólo presentes sino también futuras.
Aquel banquero/bancario/entidad que siga pensando que las ventas están por encima del cliente….su continuidad en el tiempo les aseguro que corren peligro. El sistema está cambiando, todo el daño ocasionado está originando nuevas figuras cómo son la de “Asesor personal” , aunque Yo prefiero llamarlo Médico de Cabecera, por qué ¿saben qué? Es tiempo de escuchar, saber que es lo que verdaderamente necesita cliente…...
Este "post" sólo ha sido una pequeña introducción de muchos más que vamos a ir viendo en la siguientes semanas, un debate o crítica social al actual sistema económico-financiero y de cómo ese banquero bien perfumado y engominado, si quiere seguir competiendo en este entorno tan hipercompetitivo deberá "remangarse" y ponerse en los zapatos de la persona que tiene en frente.
El mercado ha cambiado, no podemos continuar con los mismos errores, las ventas no pueden continuar girando en torno a los productos, sino que deben ser las ventas y los productos quienes giren en torno al cliente......
NOS VEMOS EN EL PRÓXIMO!!