miércoles, 6 de noviembre de 2013

CARROS DE FUEGO: ¿ÉXITO A CUALQUIER PRECIO?

Décadas atrás y todavía mantengo intactas en el procesador del subconsciente, aquellas imágenes narradas sitas en los juegos olímpicos de París de 1924 sobre el triunfo de dos corredores británicos, que reflejaba la grandeza del esfuerzo y la competición. Cómo en la vida real ambos protagonistas, excepcionales corredores, cada uno tenía sus motivos diferentes para correr, tan diferentes cómo sus pasados, su creencias  o cómo su propio concepto del triunfo.

¿Quién no recuerda la banda sonora de esta magnífica película? ¿A caso no podría usted tararearla? Y si le pongo la imagen de dos atletas corriendo a cámara lenta, ¿Ahora sí?

En éste nuevo post, aquí en nuestro rinconcito, hoy nos toca ofrecer una visión sobre la competencia. ¿Sana? ¿Necesaria? ¿El fin justifica los medios? ¿Éxito a cualquier precio? Carros de fuego nos permite realizar un paralelismo valorando la vida no sólo la personal sino también la profesional como una carrera de obstáculos a largo plazo. Si nos centramos en el plano profesional, la competencia mejora a las personas, haciéndolas mejores profesionales ¿Siempre?

En “Glengarry Glen Ross” película de 1992, basada en la obra teatral de David Mamet,  narra el día a día de unos trabajadores de una inmobiliaria y sus distintas formas de entender cuál es el mejor camino de alcanzar el éxito.

En ésta inmobiliaria se lanza un reto muy tentador para todos los empleados. El “Numero 1” en ventas, “el mejor vendedor” o  “The Winner” será recompensado con un flamante “cadillac”, el segundo más eficiente con un juego de cuchillos y el que menos ventas realice en ese periodo será despedido. Cada uno de los vendedores reacciona de distinta forma ¿Os lo podéis imaginar? Empiezan a tenderse trampas y en pensar la manera de vender, incluyendo el robo de fichas o tarjetas de presentación de los clientes, para conseguir el éxito.

Cuando la ficción supera la pantalla y se convierte en realidad y lo profesional comienza a dañar lo personal, se convierte en una competencia desleal o insana, pero cómo decíamos al principio la vida es una carrera de obstáculos a largo plazo y nuestras mejores zapatillas para correr y saltar son; <<ACTITUD>>.

Un buen amigo mío que trabajaba en ventas me comentaba su día a día en el trabajo y  cómo su propio equipo ni le dirigían la palabra; ¿A qué olían? ¿MIEDO? ¿ENVIDIA?, en cambio mi amigo prefería perder el tiempo en encontrar la fragancia de sus sueños. Su mejor Valor añadido: <<TRABAJO>>

 En esta competición profesional: ¿Sólo importan los números? ¿Y el trabajo? ¿No es cortoplacista esa visión? En mi humilde opinión, los números sólo soportan el presente y pasan hambre en el futuro ¿Se nos olvidó la fabula de la hormiga y la cigarra? El tiempo es sabio, no por la longitud sino por la razón

Compartiendo ocio y dosis de optimismo de psicología emocional con “La Brújula interior” de Álex Rovira, tuve la oportunidad de encontrar una magnífica definición del éxito en una mención a Elisabeth Kübler-Ross en “La Rueda de la Vida” que quise compartir con mi amigo y ahora con todos vosotros: <<Es muy importante hacer lo que de verdad importe, sólo así podré bendecir la vida cuando la muerte esté cerca>>

Recordad, no importa cómo empecemos sino cómo terminemos y lo maravilloso no será la longitud sino la calidad del tiempo es por ello que el fin no justificará jamás los medios y que el mejor uniforme para enfrentarnos a esta carrera será: TRABAJO, ESFUERZO, ENTREGA, DEDICACIÓN y sobre todo OPTIMISMO es por ello cómo bien decíamos antes, que el mejor calzado: <<ACTITUD>>


Cuanto más alto sea el muro mayor será nuestra sonrisa, porque mayor será el logro alcanzado. Lamentándolo mucho he de dejaros “momentáneamente” porque tengo que seguir buscando la dulce fragancia de mis SUEÑOS…pero tranquilos el mercado es muy pequeño y estoy completamente seguro que tendremos el placer de volver a vernos. HASTA LA PRÓXIMA!!

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