Décadas atrás y todavía mantengo intactas en
el procesador del subconsciente, aquellas imágenes narradas sitas en los juegos
olímpicos de París de 1924 sobre el triunfo de dos corredores británicos, que
reflejaba la grandeza del esfuerzo y la competición. Cómo en la vida real ambos
protagonistas, excepcionales corredores, cada uno tenía sus motivos diferentes
para correr, tan diferentes cómo sus pasados, su creencias o cómo su propio concepto del triunfo.
¿Quién no recuerda la banda sonora de esta
magnífica película? ¿A caso no podría usted tararearla? Y si le pongo la imagen
de dos atletas corriendo a cámara lenta, ¿Ahora sí?
En éste nuevo post, aquí en nuestro
rinconcito, hoy nos toca ofrecer una visión sobre la competencia. ¿Sana?
¿Necesaria? ¿El fin justifica los medios? ¿Éxito a cualquier precio? Carros de
fuego nos permite realizar un paralelismo valorando la vida no sólo la personal
sino también la profesional como una carrera de obstáculos a largo plazo. Si nos
centramos en el plano profesional, la competencia mejora a las personas,
haciéndolas mejores profesionales ¿Siempre?
En “Glengarry Glen Ross” película de 1992,
basada en la obra teatral de David Mamet,
narra el día a día de unos trabajadores de una inmobiliaria y sus
distintas formas de entender cuál es el mejor camino de alcanzar el éxito.
En ésta inmobiliaria se lanza un reto muy
tentador para todos los empleados. El “Numero 1” en ventas, “el mejor vendedor”
o “The Winner” será recompensado con un
flamante “cadillac”, el segundo más eficiente con un juego de cuchillos y el
que menos ventas realice en ese periodo será despedido. Cada uno de los
vendedores reacciona de distinta forma ¿Os lo podéis imaginar? Empiezan a
tenderse trampas y en pensar la manera de vender, incluyendo el robo de fichas
o tarjetas de presentación de los clientes, para conseguir el éxito.
Cuando la ficción supera la pantalla y se
convierte en realidad y lo profesional comienza a dañar lo personal, se
convierte en una competencia desleal o insana, pero cómo decíamos al principio
la vida es una carrera de obstáculos a largo plazo y nuestras mejores
zapatillas para correr y saltar son; <<ACTITUD>>.
Un buen amigo mío que trabajaba en ventas me
comentaba su día a día en el trabajo y cómo
su propio equipo ni le dirigían la palabra; ¿A qué olían? ¿MIEDO? ¿ENVIDIA?, en
cambio mi amigo prefería perder el tiempo en encontrar la fragancia de sus
sueños. Su mejor Valor añadido: <<TRABAJO>>
En
esta competición profesional: ¿Sólo importan los números? ¿Y el trabajo? ¿No es
cortoplacista esa visión? En mi humilde opinión, los números sólo soportan el
presente y pasan hambre en el futuro ¿Se nos olvidó la fabula de la hormiga y
la cigarra? El tiempo es sabio, no por la longitud sino por la razón
Compartiendo ocio y dosis de optimismo de
psicología emocional con “La Brújula
interior” de Álex Rovira, tuve la oportunidad de encontrar una magnífica
definición del éxito en una mención a Elisabeth Kübler-Ross en “La Rueda de la Vida” que quise compartir
con mi amigo y ahora con todos vosotros: <<Es muy importante hacer lo que
de verdad importe, sólo así podré bendecir la vida cuando la muerte esté
cerca>>
Recordad, no importa cómo empecemos sino cómo
terminemos y lo maravilloso no será la longitud sino la calidad del tiempo es
por ello que el fin no justificará jamás los medios y que el mejor uniforme
para enfrentarnos a esta carrera será: TRABAJO, ESFUERZO, ENTREGA, DEDICACIÓN y
sobre todo OPTIMISMO es por ello cómo bien decíamos antes, que el mejor
calzado: <<ACTITUD>>
Cuanto más alto sea el muro mayor será
nuestra sonrisa, porque mayor será el logro alcanzado. Lamentándolo mucho he de
dejaros “momentáneamente” porque tengo que seguir buscando la dulce fragancia
de mis SUEÑOS…pero tranquilos el mercado es muy pequeño y estoy completamente
seguro que tendremos el placer de volver a vernos. HASTA LA PRÓXIMA!!
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