Estimados compañeros de viaje, cuán tiempo os
he hecho esperar para publicar
finalmente este post sobre planes de pensiones (cuya promesa ya hace casi dos
semanas en las que señales de vida eran inexistentes y muchos de vosotros
habréis dudado que “El Economista
Endeudado”, se habría apalancado en la red). Sólo puede pediros disculpas
por la momentánea desaparición por motivos profesionales, lo cual no es excusa
y de ahí reiterar su compromiso por aquello que comenzábamos hace ya tiempo,
éste nuestro rinconcito, y realizar publicaciones de interés semanalmente.
“CAMARERO, ¡¡PONGAME UN PLAN DE PENSIONES!!”
Oiga usted, ¿ahora nos va a
vender un plan de pensiones?, “esto… perdóneme caballero; huele a campaña de Entidad,
con grandes anuncios publicitarios cuyo slogan
es una vez más la confianza y compromiso, pero ¿qué es para estos tipos
perfumados y bien peinados la confianza?” (Afirma cualitativamente ese padre de
familia, al cual le interesa-preocupa el futuro de su Familia”.
Puestos ya en antecedentes, emocionalmente
conectados con la situación, tengo la obligación de rebatir esa objeción. Esto
no va sobre una entidad, sobre un producto empaquetado que os quiera vender vuestro
Banquero o Bancario (En función si pertenece a la “Banca Retail o a la Banca
Privada, o cómo algunos pronuncian “La Praive”), quienes sólo buscan cumplir
sus objetivos comerciales independientemente de las necesidades que se
demanden.
Olvidaos de ese Banco de tamaño grande, que
constantemente os dice que son los mejores, los más guapos, que se preocupan
por vuestras necesidades. Esto no habla de ello, va mucho más allá. Yo os
hablo del AHORRO, para vosotros las personas, y de los vehículos más óptimos
para ello. Aquí os presento con mucho gusto a los planes de pensiones (NO al “Plan Banco… ahorro mix garantizado 2022”).
Es
cierto que apenas hoy en día los planes de pensiones ofrecen beneficiosas ventajas
fiscales en el momento de rescate (anteriormente permitían una reducción de su
Base Imponible de hasta el 40% para una determinada cuantía), pero no olvidemos
la verdadera y principal función de este vehículo que es el ahorro-inversión
dirigido a cubrir una serie de contingencias determinadas.
El mecanismo es realizar aportaciones
dinerarias anuales (hasta un máximo) al plan, para que en un futuro pueda
rescatarse y utilizarse como complementariedad a la ya mencionada reducida
pensión de jubilación.
Cómo ya comentábamos, los planes están
adheridos a fondos de pensiones, los cuales deberán invertir con criterios de
seguridad, rentabilidad, diversificación y horizonte temporal. La normativa
impone una serie de limitaciones cuantitativas y restricciones a la hora de
realizar las inversiones: deberá existir permanentemente un coeficiente mínimo
de liquidez, los activos financieros deben ser contratados en mercados
organizados y nunca se concentrará la inversión sobre un valor nominal en más
de un 5%, atendiendo a los principios básicos de diversificación por activo y
zona geográfica.
Los planes de pensiones poseen un único
objetivo, que es ahorrar para la jubilación. De esta forma encontramos el
inconveniente de la liquidez. No se podrá disponer del ahorro salvo
cumplimiento de una de las siguientes contingencias:
- Alcanzar la edad de jubilación
- Incapacidad laboral total y permanente.
- Muerte del partícipe o beneficiario.
- Dependencia severa.
Además existen una serie de supuestos
excepcionales de liquidez en los cuales puede anticiparse su rescate, como son:
- Desempleo de larga duración
- Enfermedad grave.
Visto que es un plan de pensiones y lo que
hay dentro de este vehículo perfecto para el ahorro, por otro lado, en cambio,
habrá personas que prefieran seguir invirtiendo sus pequeños ahorros en los depósitos
(a priori seguros) y esperar sentados en el sofá de su casa a recibir el
esperado cupón. Esta forma de inversión algo arriesgada (quien diga lo
contrario miente o desconoce los riesgos implícitos que conlleva realizar la
imposición a plazo fijo como son: el riesgo de la propia entidad y el riesgo país)
elimina el efecto de la capitalización en el tiempo y el diferimiento del
impuesto, teniendo que tributar en el mismo ejercicio.
Añadir también, que estos vehículos no tienen
por qué ser sustitutivos entre sí. Es más, son complementarios (siempre atendiendo
al principio de diversificación del ahorro-inversión). Pero para esto, si
quieren saber más, solo puedo deciros “Hasta
la próxima amigos” y que hay una cosa que ya tenemos muy clara:
“¡Qué importante es el ahorro!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario