Todo tiene un significado. En este caso, el título de la publicación viene como anillo al dedo a la continuación de “YO, YO MISMO Y MI BOLSILLO”. Si recordamos, en él se exponía la relevancia que ofrece la planificación en la búsqueda del crecimiento, no a través del endeudamiento sino de la actividad. Como consecuencia de este esfuerzo económico en el cual habíamos sido capaces de generar unos “ahorrillos”, aparece el dilema de: ¿qué hacer con ellos? ¿En quién confiar?
Esta sensación desconcertante aumenta si todos nos trasladamos al momento actual. Es una situación bastante complicada y sobre todo desconocida y en la que, el hombre del tiempo habla sobre Grecia, el taxista de la quita y sobre los depósitos chipriotas, en el bar se respira aire de rescate y para colmo, en los cines anuncian subastas del Estado de letras y pagarés antes de que comience la película. Lo peor de todo esto es que a mi abuela no hay quien le quite la idea de “guardar siempre el dinero debajo del colchón”.
Estas últimas semanas hemos sido testigos de cómo la desconfianza campaba a sus anchas (con esta ya van… 15875748 veces), sobre todo entre los inversores de la zona euro y tras las polémicas declaraciones cruzadas donde planteaban desde la cúpula de Bruselas informando que los depositantes con más de 100.000 Euros, financiarían en parte los futuros rescates.
¿Qué mejor ejemplo que el de Chipre? la quita final en el Banco chipriota para el exceso a partir de 100.000€ (en un principio), parece ser la conversión del 37,5% en acciones del banco, y la momentánea congelación del 22,5% durante un periodo inicial de 90 días. En España, al escuchar la noticia todos nos llevamos las manos a la cabeza, pero no olvidemos que aquí, en caso de rescate, sólo están garantizados los depósitos hasta 100.000 euros.
Veamos un ejemplo de un ciudadano español con 200.000 euros en un depósito y otro chipriota:
- En España: Tan sólo recuperaría los 100.000 Euros.
- En Chipre: 140.000 € iniciales + 22.500 dentro de 90 días
Hasta un niño que está aprendiendo matemáticas sabe qué ciudadano estaría perdiendo más dinero en caso de rescate. Es cierto que nos han educado conociendo que los depósitos son el vehículo más seguro que existe y el motor que canaliza el ahorro. Sin embargo, no debemos olvidar (o a lo mejor conocer), que cuando hacemos efectiva una imposición a plazo fijo, lo que verdaderamente ocurre es que pasas a ser acreedor del banco. Es cierto que esa es deuda es más Senior (de más calidad y más segura), pero al fin y al cabo es deuda. En ese momento pasamos a formar parte de la lista de acreedores de la entidad, con el objetivo de obtener una rentabilidad por ello.
¿Entonces qué? ¿Hacemos caso a mi abuela? ¿Mantenemos el dinero plano en el tiempo? ¡¡Cuán segura se siente ella de tener sus ahorros en el colchón!! Mi padre, 40 y tantos años atrás, ganaba a la semana 500 pesetas (si 500 pesetas, lo están leyendo bien). Escondidos debajo del colchón, 40 años después, ¿qué representan, hoy por hoy, 500 pesetas? Con esto, nos damos cuenta que el valor del dinero varía a lo largo del tiempo. Es por ello que debe fluir y debemos ser capaces de rentabilizarlo. Es cierto que toda inversión representa un riesgo pero desde mi punto de vista es mayor riesgo tenerlo debajo del colchón (espero poder quitarle la idea del colchón a mi abuela… algún día). Eso sí, hay que ser consciente que los Porsche y Ferrari no los regalan… a mayor rentabilidad, mayor riesgo soportado.
Al fin y al cabo, si quieres quebrar una empresa, sólo tienes que poner al mando de la dirección un PESIMISTA… ¿o no?
¿Quieren saber dónde está la solución? En la confianza.
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